La exposición tuvo
lugar del 30 de marzo al 12 de abril de 2015 en la Plaza de la Estación Getafe
Central como proyecto piloto de laboratorios de aprendizaje
en espacios públicos, a través del cual la ciudadanía puede visitar y
experimentar las Instalaciones Ecológicas Urbanas; estas instalaciones
ecológicas son piezas de mobiliario urbano innovadoras con el que se favorece
la transformación del espacio público y el urbanismo para mejorar la calidad de
vida de comunidades y habitantes a través de su participación. Se trata de
espacios de estancia y encuentro que incorporan sistemas para la difusión de
prácticas sostenibles en relación a importantes recursos: Cultivo y
Alimentación, Energía, Agua y Residuos. Incluyen desde una muestra de
diferentes tipos de huertos urbanos hasta sistemas para la depuración de agua,
espacios para el intercambio y reducción de residuos y espacios lúdicos que
producen energía a través del juego.
Lamentablemente, como ya dijimos en su
momento, de instalaciones ecológicas tenían poco. Las estructuras se construyeron con madera
de árboles recién talados en lugar de con materiales de madera u otros
materiales reciclados. Destruir bosques para montar una exposición de talleres
de reciclaje no es lógico. Y es antiecológico. Pero, en fin, ahí está, por
mucho que nos duela la muerte de unos cuantos árboles para el montaje de la
exposición.
Oscurantismo en la inversión
Ese gasto, como muchos otros del Ayuntamiento,
permanece en el más absoluto de los secretos, siendo “material reservado y
clasificado” a ojos de los vecinos y vecinas de Getafe. Ni que el Ayuntamiento
de Getafe fuese la CIA, el KGB o el MI6 o El Mosad, aunque en muchas ocasiones
sea algo parecido a eso.
No sabemos si eso tendrá algo que ver con la
“transparencia” en la gestión de la que tanto presumen los políticos
últimamente. Vale que el PP no demostrara nada de transparencia. Es su estilo.
Pero el nuevo gobierno local, presidido por Sara Hernández, del PSOE, que tanto
pregonó durante la campaña electoral un cambio en la gestión con un “Ayuntamiento provisto de paredes de cristal”,
sigue en la misma línea, porque tampoco es nada transparente en su gestión. Es,
incluso, más opaco aún que el del PP.
En fin, dejando aparte otros temas de transparencia,
el caso es que la Agroplaza, financiada en un 50% con fondos del Plan URBAN, un dinero
procedente de Europa a través de los Fondos FEDER, es un tema tabú para los
vecinos y vecinas de Getafe, en lo referente a su coste económico. Casi siete meses
después esa información sigue siendo “top secret”.
Destino final de la
Agroplaza.
Pero, rizando el rizo, la opacidad no sólo se centra en su coste económico. También
existe en cuanto a su destino final
tras el cierre de la exposición temporal.
Todo un proyecto muy bonito con finalidad educativa
a través de sus diferentes secciones para lograr una ciudad más sostenible, y diseñado para su permanencia permanente en el barrio de la Alhóndiga.
Sin embargo, esa permanencia
no ha sido tal. Cuando se cerró la exposición, poco
antes de las elecciones locales de mayo, fue trasladada durante unos meses a un
solar de la calle Madrid propiedad del conocido constructor Felipe González,
sin poder ser utilizada por los vecinos. Por cierto, haciendo un paréntesis,
Felipe González es también conocido por la polémica suscitada a raíz de la
denuncia de Izquierda Unida, hoy aliada de Gobierno del PSOE Getafe, llevada a
pleno, sobre la posible ilegalidad urbanística de la terraza su local de copas
en Kelvinator. Terraza que, incumpliendo la normativa urbanística, sin haber
sido modificada ni derruida, aún sigue en funcionamiento con el beneplácito del
Ayuntamiento.
Volviendo al asunto que nos importa. Tras haber estado allí un
tiempo, fue desmontada y trasladada a un almacén municipal a la espera de su
ubicación definitiva en la Alhóndiga.
Sin embargo, este mes de diciembre nos
enteramos por un medio local, Noticias para municipios, que el Ayuntamiento de Getafe, a la chita callando, ha iniciado el movimiento de
tierras necesario para adecuar el suelo de un solar junto al nuevo edificio de Hacienda para proceder a su
nivelación y firmeza y al desbroce e instalar
allí la Agroplaza.
Curioso,
¿no? Una parcela junto a la nueva delegación de Hacienda, a pocos metros del
controvertido local del constructor Felipe González en …… EL ROSÓN-KELVINATOR. O sea, fuera del
barrio de la Alhóndiga.
Y todo eso sin conocimiento del vecindario de la Alhóndiga. Esta
vez nuestra querida alcaldesa no ha convocado
ninguna asamblea vecinal para decidir de forma consensuada y participativa la
definitiva ubicación de la Agroplaza, tal y como ha acostumbrado
últimamente para otras decisiones como el diseño de la plaza Tirso de Molina o
la remodelación de algunas calles del barrio. Aunque a fuer de ser sinceros,
esas asambleas son ficticias y no sirven para nada puesto que la
alcaldesa, al final, hace lo que quiere sin contar con la opinión vecinal.
Sin ir más lejos, la remodelación de la plaza de Tirso de Molina
se ha realizado según la idea original del PP y Juan Soler. De consenso y
participación nada de nada, a pesar de la única asamblea convocada por el
Ayuntamiento para debatir este tema. Pocos cambios se han admitido y pocas
críticas se han aceptado. Más bien se han tapado los oídos cuando los vecinos
se han reunido en asamblea (ha habido varias desde mayo, todas ellas sin la
presencia del ayuntamiento ya que se trataba de convocatorias hechas por un
movimiento vecinal) y han hecho su propio diseño de la plaza. El resultado es
una plaza nueva que los vecinos y vecinas del barrio califican como el nuevo “cementerio”
municipal por su estética de camposanto, y critican sus numerosos defectos y su
falta de adecuación a las exigencias y propuestas de los vecinos. Pero eso será
objeto de otro comentario.
El
resto de instalaciones se instalaría en alguna plaza de la Alhóndiga o bien
distribuidas por los paseos y plazas del barrio.
Llama poderosamente la atención que se anuncie en prensa la
ubicación en la Alhóndiga y con dinero del plan Urban en una zona que NO
PERTENECE a la Alhóndiga y, además, es un barrio nuevo que no necesita la
regeneración ni la dinamización para la que se diseñó el citado plan.
Y más llama la atención que el PSOE, durante las sucesivas
campañas electorales de 2015 ha diferenciado nítidamente la Alhóndiga de
Kelvinator y El Rosón. Para unas cosas sí y para otras no. La volubilidad del
PSOE Getafe.
¿Motivo de considerar a este barrio nuevo como Alhóndiga? La
brillante y absurda idea que tuvo el entonces gobierno municipal del PSOE al
diseñar el nuevo modelo de ciudad de no cambiar la distribución administrativa
de Getafe, e incluir los barrios nuevos en los ya existentes, sin motivo ni
fundamento alguno. Así, Kelvinator y El Rosón acabaron formando parte,
ficticiamente y por arte de birlibirloque, de la Alhóndiga; y Los Molinos y
Buenavista del Sector 3. (Recordemos que los Molinos está lindando con
Villaverde, en la otra punta del municipio y Buenavista con Leganés y ambos alejados
del núcleo del Sector 3).
De esta forma, el dinero de la regeneración de una barrio antiguo y necesitado de
inversiones como la Alhóndiga, canalizado en un plan de mejoras a cargo de la
UE específicamente para ello, se ha despilfarrado en barrios nuevos mientras la
Alhóndiga sigue con sus carencias.
Muchas veces nos preguntamos qué pasaría si la UE tuviese conocimiento real del destino del dinero
de sus subvenciones. ¿Sancionarían al Ayuntamiento?
Pues en esas estamos. La Agroplaza ubicada fuera de la Alhóndiga
y costeada con dinero del plan urban de la Alhóndiga. ¿Cuantía de la inversión?
Pues, otra vez, “top secret”. Nadie ha hecho público el dato. La transparencia
la dejamos para otro momento, no sea que en Europa se enteren de los
desaguisados del Ayuntamiento y haya que devolver los millones de euros
gastados indebidamente. ¿Para qué quiere saber el vecindario en qué se gasta el
dinero el Ayuntamiento? Se olvidan que ese dinero es de todos y ellos son sólo
unos gestores que deben dar cuenta de cada céntimo que se gastan, aunque sea
comprar un sacapuntas en la papelería de la esquina.
Finalidad de la Agroplaza.
En cuanto al destino educativo de la
Agroplaza también
existe un mutismo total
por parte del Ayuntamiento. Tan sólo se ha limitado a decir que el recinto
estará vallado y sólo se abrirá para visitas de colegios, asociaciones o citas
establecidas, asegurando que “no se molestará a los vecinos”.
De inversión en contratación de
monitores especializados, elaboración de proyectos, cursos, actividades,
talleres,…. Ni mú. De hecho, ni se contempla en los presupuestos. Y, por supuesto,
de contar con la participación ciudadana e informar a la vecindad, nada de
nada. ¿Para qué, si lo puede decidir todo de forma unilateral nuestra ínclita
alcaldesa en su habitual ordeno y mando?
Mucho nos tememos que la Agroplaza morirá en su nueva ubicación
sin uso alguno y con falta de mantenimiento. Otra inversión tirada a la basura.
Y unos árboles asesinados para nada.
La Alhóndiga.
Dada la postura de mutismo total del resto de asociaciones y
colectivos del barrio, los Vecinos y Vecinas de la Alhóndiga Rufino Castro
queremos denunciar públicamente esta tropelía y hacer un llamamiento al resto
de los vecinos y vecinas para que se unan en nuestra protesta y en nuestra
reivindicación de la Agroplaza para el barrio de la Alhóndiga. Es un proyecto
nuestro pagado y financiado con dinero de la Alhóndiga. No permitamos que nos
la roben como querían hacer (y en cierto modo han hecho) con Tirso de Molina.
Seguimos siendo un barrio alegre, activo y combativo.
FELIZ Y REIVINDICATIVO AÑO NUEVO 2016. SOMOS ALHONDIGA.
Si queréis contactar con nosotros:
Tuiter: @alhondigueros
Facebook: Rufino Castro -Alhondiga.
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